La bioingeniería del paisaje es una disciplina que incluye diferentes técnicas que utiliza material vegetal, preferentemente viva, para crear estructuras como elementos de control de erosión y de estabilización.
Es una disciplina que intenta dar solución a un problema específico y a la vez incrementar la biodiversidad. Además, favorece la regeneración natural, utiliza un menor consumo energético en el proceso constructivo, proporciona una mejora funcional de los ecosistemas y una integración de las obras desde el punto de vista paisajístico.
Si buscas respuestas, deseas resolver un problema o simplemente quieres decirnos cómo lo hemos hecho, no dudes en contactar con nosotros.
En Campos Rey, creemos que la bioingeniería del paisaje es un complemento útil y necesario a las técnicas clásicas de la ingeniería civil y una tendencia actual con mucho futuro.
En la actualidad contamos con técnicos, equipos específicos y hemos realizado distintos proyectos como:
Tras un incendio forestal, la actuación de mayor urgencia es la protección del suelo desprovisto de vegetación frente a la erosión. En este sentido, una de las actuaciones que mejor resultado da, es la construcción de fajinas utilizando la madera quemada. Las fajinas se forman trenzando las ramas con el fuste formando empalizadas a curva de nivel. Estas estructuras van frenando la velocidad del agua de escorrentía y captan los sedimentos que arrastra el agua, fijándolos y permitiendo que las plantas puedan arraigar con facilidad.
Existen numerosos ejemplos en los que la dinámica de un barranco o cárcava hace que la erosión y por tanto la pérdida de suelo sea cada vez mayor sin que de forma natural se pueda frenar esta evolución. Una solución muy utilizada es la instalación de diques o albarradas con materiales naturales como madera, cuerda, ramas, piedras, etc.
Estos diques frenan la velocidad del agua y son verdaderos depósitos de sedimentos dónde se podrá albergar fácilmente la regeneración natural.
Existen numerosos ejemplos en los que la dinámica de un barranco o cárcava hace que la erosión y por tanto la pérdida de suelo sea cada vez mayor sin que de forma natural se pueda frenar esta evolución. Una solución muy utilizada es la instalación de diques o albarradas con materiales naturales como madera, cuerda, ramas, piedras, etc.
Estos diques frenan la velocidad del agua y son verdaderos depósitos de sedimentos dónde se podrá albergar fácilmente la regeneración natural.
En los principales ríos o sus afluentes y especialmente en episodios de lluvias torrenciales, se producen roturas de márgenes, grandes pérdidas de materiales en los giros del río, etc. Desde hace tiempo, estos problemas se han intentado corregirse con la colocación de escolleras de piedra, aunque no siempre han tenido la duración en el tiempo esperada. En un mundo cada vez más concienciado con el medioambiente, se están sustituyendo en muchos casos, las costosas escolleras por bioestructuras, como son la implantación de estaquillados, colocación de empalizadas vivas o muros Krainer en las zonas con alto riego de erosión. Estas estructuras, mucho menos costosas económicamente, pueden drar un resultado óptimo desde el punto de vista funcional y ecológico, y más perdurable en el tiempo.
Estas actuaciones tienen como objetivo principal la mejora del aspecto paisajístico del talud, así como detener la erosión que sufre. Son especialmente indicadas en taludes formados por margas, arcillas u otros materiales dónde la regeneración natural es imposible por la rápida pérdida de suelo.
Las estructuras utilizadas consisten en la colocación de biorrollos fabricados con materiales naturales como esparto, ramas, paja, etc y colocados en curva de nivel en el talud mediante su fijación con estacas o varillas. Estas albarradas irán recogiendo los sedimentos procedentes de la degradación del talud.
Probablemente en dos o tres años tendremos sedimento suficiente para realizar una plantación de especies arbóreas o arbustivas y en tres o cuatro años más, la imagen del talud habrá cambiado por completo.
Estas actuaciones tienen como objetivo principal la mejora del aspecto paisajístico del talud, así como detener la erosión que sufre. Son especialmente indicadas en taludes formados por margas, arcillas u otros materiales dónde la regeneración natural es imposible por la rápida pérdida de suelo.
Las estructuras utilizadas consisten en la colocación de biorrollos fabricados con materiales naturales como esparto, ramas, paja, etc y colocados en curva de nivel en el talud mediante su fijación con estacas o varillas. Estas albarradas irán recogiendo los sedimentos procedentes de la degradación del talud.
Probablemente en dos o tres años tendremos sedimento suficiente para realizar una plantación de especies arbóreas o arbustivas y en tres o cuatro años más, la imagen del talud habrá cambiado por completo.
En principio habría que estudiar la técnica más indicada para ello. No obstante, la construcción de albarradas a curva de nivel, suelen dar un resultado muy bueno y en dos o tres años, cambiar por completo el aspecto del talud.
En numerosas ocasiones, la fuerza del agua unida a la debilidad de los materiales, provocan que las escolleras se descalcen y acaben destruidas. En estos casos la implantación de estaquillas o empalizadas vivas para la estabilización de los taludes, pueden ser soluciones más efectivas y económicas, que incluso la colocación de escolleras.
Según parece es un problema de aporte de sedimentos por descomposición de la piedra o por arrastre de materiales. Para solucionar este problema, se puede hacer una corrección del barranco con la construcción de albarradas en sentido transversal a la dirección del barraco. Una vez construidas, los sedimentos depositados en las albarradas facilitarán de forma natural el desarrollo de vegetación, frenando la velocidad del agua y eliminando casi por completo el desplazamiento de sedimentos por el barranco.